viernes, 1 de noviembre de 2013

Le debo a la autodestrucción una copa.

Esta chica odiaba tanto el tiempo que se pintaba relojes en las muñecas para creer que no pasaba. Y se enamoraba de imposibles para no creer en el amor. Y nunca hablaba para esconderse de los silencios. Y odiaba para no tener que confiar en nadie.
Pero nunca supo que hacer para no escribir.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Sería bonito creer en los deseos.

Un día te das cuenta, el tiempo ha pasado y sigues en el mismo lugar de siempre. Y todo lo que eso conlleva. Sigues teniéndole miedo a las despedidas y sigues sin saber si existen finales felices. Sigues esperando y desesperándote, y aprendiendo a rimar insomnio con nicotina. Las noches se convierten en jaulas y los días te matan sin pedir permiso. Un día te das cuenta de que estás tan vacío por dentro que, sólo de pensarlo, te entra vértigo, y es que no has conseguido nada ni a nadie que consiga hacerte sonreír como si el mundo no doliese. Escribes. Cierras los ojos. Fumas. Duermes pocas horas. Detienes alarmas. Y te preguntas por qué y hasta cuándo. Por qué y hasta cuándo de todo: de tu vida. O de la muerte. Pero empiezas a pensar que quizá sean lo mismo. La gente te mira, sonríes, y qué sabrán ellos de lo de adentro. Qué sabrán de tus ganas de vomitar todas esas esperanzas que han caducado y que ahora sólo te dan dolor de cabeza. Y cómo sabrán que ese brillo de tu mirada no son ilusiones, sino lágrimas que nunca aprendiste a derramar. Gritos envasados al vacío. A tu vacío. Y te pones una canción triste y subes el volumen. Quizá, piensas, mañana todo irá mejor. Pero no. Mañana seguiremos aquí, en el mismo lugar de siempre, y seremos las mismas coordenadas de un mapa en el que no sabemos encontrarnos. Y así es un poquito la vida, como un concurso de a ver quién muere mejor. O más rápido. O algo parecido. No lo sé, tengo esa sensación, de que nos estamos acostumbrando demasiado a ser precipicios. A precipitarnos. A sonreír cuando nos disparan y a decir que no nos ha dolido. A maquillarnos, a disfrazarnos y a quedarnos muy quietos cuando queremos escapar. A que se nos queden los "te quiero" en la punta de la lengua y terminen, un día, o una noche, desangrándonos por dentro. Y así no vamos a ninguna parte. Que yo sólo quería deciros que lo más cerca que he estado de vivir fue aquella vez en la que, dándole las primeras caladas a mi primer cigarro, me atraganté con el humo. Y es triste que pueda llamarle vida a eso y no a todo lo demás. Y ya está. Ojalá venga alguien y nos lleve a ver mundo, o a ver camas, o a ver qué hacemos con toda esa felicidad que nos debe la esperanza. Cerrad los ojos, chicos. Yo no creo en los deseos, pero a veces sería bonito hacerlo.
                                                                        Texto de Sergio Carrión
                                                     

martes, 27 de agosto de 2013

Querido señor Bernard:

Admitimos el hecho de tener que quedarnos castigados todo un sábado por habernos portado mal, pero pensamos que está usted loco al intentar forzarnos a escribir un ensayo explicándole quiénes creemos ser, porque usted simplemente nos ve como quiere vernos. En pocas palabras, la definición más conveniente sería que hemos sacado en limpio lo que hay en cada uno de nosotros:
un cerebro
un atleta
una irresponsable
una princesa
y un criminal. 

¿Contesta eso a su pregunta? 




















Atentamente le saluda, El club de los cinco.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Ya no damos trabajo a ese idiota de cupido.

Hay un lenguaje universal que todos entendemos, y a veces poco lo comprendemos. No es verbal, no hace falta; son gestos, son miradas. ¿Hay cosa más bonita que un detalle? No quiero que me regalen los oídos si mucho más fuerte es un silencio. A veces las palabras sobran. A veces el cielo se tiñe de negro cuando menos nos lo esperamos. De repente suena el teléfono, yo solo espero que no sea nadie. Será que él siempre fue precipicio y a mi siempre me gustó caer... borrones y nuevas cuentas. Y de p el sentido al sinsentido . Y de pronto tú.

Fantastic us

El mundo nos sonreía. Las olas golpeaban contra las rocas de una manera diferente, o así lo quería imaginar yo. Notaba la brisa pasar cuidadosamente cerca de mis oídos, y la notaba bruscamente al cerrar los ojos. Un olor intenso pero que pasaba desapercibido recorría la zona. Y es que a mí siempre me ha enamorado el olor a Pipa. Elegí buen momento para no meterme en el agua a jugar con las olas. Me pase un buen rato mirando al cielo frunciendo el ceño, apoyada sobre mis brazos mientras el sol intentaba ponerme morena inútilmente. Bajé la mirada para ver la gente bañándose en el mar, y ahí estaban, haciendo el garrulo para variar. Me quede con eso, no participaba en ese momento pero me encantó verlas jugando como niñas sin importar quien las miraba en ese preciso momento.Y lo que me gusta inmortalizar esos momentos, congelarlos, fotografiarlos en mi mente, imborrables. Inmortales. Las observaba con una sonrisa de oreja oreja, la misma con la que se estaban divirtiendo ellas. No las quiero perder nunca pensaba. Y siempre me he preguntado si existía algo mejor que esos pequeños detalles. Qué grande es la amistad joder...

viernes, 31 de mayo de 2013

Mi querido Lee:

Imagino que cuando te llegue esta cinta ya sabrás que he muerto, y bueno... esas cosas... quizás estés enfadado conmigo, o dolido, o triste, o molesto, o quizás todo a la vez... solo quiero que sepas que me enamore de ti, no me atreví a decírtelo porque... pensé que en cierto modo lo sabias, y no me di cuenta como se iba el tiempo... tiempo es la única cosa que no me ha sobrado últimamente.
La vida vale mas de lo que crees amor mío, lo se porque tu llegaste a enamorarte de mi aunque vieras.. ¿cuánto era? ¿un 10%? ¿o un 5 tal vez? si hubieras visto todo quizás no te hubiera gustado, o te habría gustado a pesar de ello. Ya nunca lo sabremos. 
Una última cosa Lee, por amor de Dios.. ¡pinta las paredes y compra algunos muebles! ¿de acuerdo? no quiero que la próxima mujer que lleves a tu casa se haga una idea equivocada de ti y escape antes de conocerte, que no todas están tan locas como yo. 
Me encantó bailar contigo.